desarrollo
La propuesta fue una campaña de guerrilla, interactiva y con mucha presencia
en la calle.
EL gesto central era que el propio cliente era quien hacía válida la promoción
al colocar el precio en los productos.
Un buzoneo masivo e intervenciones en la calle, con dos piezas básicas;
el catálogo de productos y una tira de pegatinas con los precios de oferta
y su código de barras, para que los clientes lo pegaran en el producto al ir a comprar.
Al legar a la caja, solo se aplicaba el descuento si habían pegado la etiqueta
con el precio y código de barras, se adaptó el sistema de cobro en las tiendas donde
se desarrolló la acción para esta campaña.
Se hicieron tomas de paradas de buses, y carteles en los eucoles, también
en las paredes de los exteriores de los supermercados. En el interior de las tiendas,
los clientes también podían encontrar las tiras de precios.
resultados
Se obtuvo un aumento directo en las ventas de más de un 30% semanal,
y llegó como práctica de éxito a la sede del grupo en Alemania para estudiar
su aplicación global.